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28/09/2022
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Representación de Jesús
en un fragmento del mosaico cristiano ubicado en la catedral de Santa Sofía
[ Hagia Sophia ] en Estambul. Turquía.




Pbro. Ignacio Mendoza Wong Sánchez


Los cristianos de las primeras comunidades se sentían, antes que nada, seguidores de Jesús. Para ellos, creen en Jesucristo era entrar en su camino, siguiendo sus pasos. Este es un camino nuevo y vivo. No es el camino transitado en el pasado por el pueblo de Israel, sino un camino inaugurado por Jesús.

Este camino cristiano es un recorrido que se va haciendo paso a paso a lo largo de toda la vida. A veces parece sencillo y llano; otras veces duro y difícil. En el camino hay momentos de seguridad y de gozo; también hay horas de cansancio y desaliento.

Caminar tras las huellas de Jesús es dar pasos, tomar decisiones, superar obstáculos, abandonar sendas equivocadas, descubrir horizontes nuevos. Todo es parte del camino. Los primeros cristianos se esforzaban por recorrerlo con los ojos fijos en Jesús, pues sabían que sólo Él es el que inicia y consuma la fe.

Por desgracia, tal como es vivido hoy por muchos, el cristianismo no siempre suscita seguidores de Jesús, sino sólo adeptos a una religión. No genera discípulos que, identificados con el proyecto de Jesús, se entreguen a abrir caminos al Reino de Dios, sino sólo miembros de una institución que cumplen, mejor o peor sus obligaciones religiosas. Muchos de ellos corren el riesgo de no conocer nunca la cristiana más originaria y apasionante: entrar por el camino abierto por Jesús.

La renovación de la Iglesia está exigiéndonos hoy, pasar de unas comunidades formadas mayoritariamente por adeptos, a unas comunidades de discípulos-misioneros seguidores de Jesús. Lo necesitamos para aprender a vivir más identificados con su proyecto, menos esclavos de un pasado no siempre fiel al evangelio, y más libres de miedos y servidumbres que pueden impedir escuchar la llamada a la conversión.

A la Iglesia le urge el vigor espiritual para enfrentarse a los retos del momento actual. Hay una crisis de adhesión vital a Jesucristo. Muchos cristianos no conocen la energía dinamizadora que se encierra en Jesús de Nazaret, cuando es vivido y seguido por sus discípulos, desde un contacto íntimo y vital. Muchas comunidades cristianas no sospechan la gran  transformación que hoy mismo se produciría en ellas, si la persona concreta de Jesús y su evangelio ocuparan el centro de su vida.

Ha llegado el momento de reaccionar. Hemos de esforzarnos por poner el relato de Jesús en el corazón de los creyentes y en el centro de las comunidades cristianas. Necesitamos fijar nuestra mirada en su rostro, sintonizar con su vida concreta, acoger el Espíritu que lo anima, seguir su trayectoria de entrega al Reino de Dios hasta la muerte, y dejarnos transformar por su resurrección.

Para intentar esta aventura, nada mejor que adentrarnos en el relato que nos dejaron los evangelistas.

Los evangelios no son libros didácticos que exponen una doctrina académica sobre Jesús. Tampoco son biografías redactadas para informar con detalle sobre su trayectoria histórica. Ellos nos acercan a Jesús, tal como era recordado con fe y amor por las primeras generaciones cristianas. En ellos encontramos el impacto causado por Jesús en los primeros cristianos que se sintieron atraídos por Él, y le siguieron. Pero también han sido escritos para engendrar y animar el seguimiento de nuevos discípulos.

Por eso, los evangelios invitan a entrar en un proceso de cambio, de seguimiento de Jesús y de identificación con su proyecto. Son relatos de conversión, y en esa misma actitud, han de ser leídos, profundizados, predicados, meditados y guardados en el corazón de cada creyente y en el seno de cada comunidad cristiana. La experiencia de escuchar juntos los evangelios, es la fuerza más poderosa que posee una comunidad para su transformación. En ese contacto vivo con el relato de Jesús, los creyentes recibimos luz y fuerza para trabajar por reproducir hoy su estilo de vida, y para abrir nuevos caminos al proyecto del Reino de Dios”.

Con este magnífico texto con el que José Antonio Pagola introduce su obra “EL CAMINO ABIERTO POR JESÚS”, iniciamos este Taller de Estudio del Evangelio de Marcos.

Con este Taller pretendemos encontrarnos con la Buena Noticia de Dios anunciada por Jesús, fuente inagotable de vida y de compasión para todos. Queremos descubrir los caminos para seguirle a Él, reproduciendo su estilo de vida y sus actitudes, recordando sus llamadas concretas a comprometernos con el Proyecto del Reino de Dios, en medio de la sociedad actual, viviendo estos tiempos de crisis a incertidumbres arraigados en la esperanza de Cristo resucitado.

Bienvenidos al esfuerzo de recorrer juntos este camino de vida y plenitud.

Pbro. Ignacio Mendoza Wong Sánchez



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