Señor Jesús, abre mis ojos y mis oídos a tu palabra, que lea y escuche yo tu voz y medite tus enseñanzas. Despierta mi alma y mi inteligencia, para que tu palabra penetre en mi corazón y pueda saborearla y comprenderla. Dame una gran fe en Ti, para que tus palabras, sean para mí otras tantas luces que me guíen hacia ti por el camino de la justicia y de la verdad. Habla, Señor, que yo te escucho y deseo poner en práctica tu doctrina, porque tus palabras son para mí, vida, gozo, paz y felicidad. Háblame Señor, tu eres mi Señor y mi maestro, y no escucharé a nadie sino a Tí. Amén.
Juan Marcos pariente de Bernabé (Col. 4,19)
Personaje conocido en la Iglesia primitiva.
Acompaña a Pedro, Pablo y Bernabé.
Pedro fue su fuente principal.
Escribió en Oriente Antioquía antes del año 50 DC
Se propone mostrar que en Jesús se realiza la plenitud humana y que el hombre pleno es el Mesías Hijo de Dios, en contraste con la expectativa judía del Mesías hijo de David.
Desaparecen los privilegios de Israel.
No es un propósito de restauración.
Escrito para una comunidad que vivía en Roma y que estaba integrada principalmente por cristianos de origen pagano y que sufría serias persecuciones e incomprensiones tanto de judíos como de romanos.