Mensaje de despedida Julio 2024


MENSAJE DE DESPEDIDA DE LA PARROQUIA SAGRADO CORAZÓN DE JESUS

Julio 25 de 2024

 

El Reino de Dios es una utopía, un sueño que tiene la fuerza de jalonear nuestra vida. En él se vive la experiencia del “YA PERO TODAVIA NO”. El Reino se vive en la tensión constante entre alcanzarlo vivirlo y descubrir que, a pesar de eso, aún no lo vivo en plenitud. Esta experiencia, “EL YA PERO TODAVÍA NO” es la fuerza que, a los creyentes, nos mantiene permanentemente en movimiento, tendiendo hacia, con las lámparas encendidas.

 

Creo que vivir en esta tensión exige ser personas de profundas convicciones, de ideas fuerza capaces de mover y dar rumbo a los sentimientos, los pensamientos y las acciones.

 

Hoy, al hacer el recuento de los casi seis años que tuve el privilegio de acompañar la comunidad del Sagrado Corazón de Jesús, he querido destacar, en primera persona, los pilares, los principios fundamentales que explican el servicio humano y pastoral que intenté ofrecer aquí. No significa que todo lo logré; pero si me queda claro que éstas son las principales convicciones que empujaron la forma como intenté ofrecer, en esta etapa de mi vida, el ejercicio del ministerio sacerdotal a mi confiado un 3 de agosto de 1984.

 

Con el temor de parecer arrogante o presuntuoso, permítanme compartir con Uds., la forma como he visto este momento de mi vida. Aunque sobra decir que no todo lo que voy a expresar lo logré al cien por ciento, y que hay muchos vacíos, fallas y tareas pendientes en mi vida sacerdotal, déjenme abrirles mi corazón para que toquen las venas abiertas que alimentaron e impulsaron mi vida junto a Uds., a lo largo de estos seis años.

 

EL 28 de agosto de 2018 llegué a esta parroquia con mucha ilusión y esperanza. Llegué aquí después de una rica experiencia humana y pastoral que me permitió crecer en el conocimiento y en la práctica de diversas metodologías evangelizadoras. Esta experiencia me capacitó para ser lo que para mi es más importante: imagen del Buen Pastor que da la vida por sus ovejas.

 

Desde que llegué a esta comunidad me sentí intensamente atraído por el Corazón de Jesús. Puedo decir que la fuerza de la misericordia desbordante de Corazón de Jesús me atrapó. Este corazón lleva a las personas a tocar las entrañas misericordiosas de Dios que habla el lenguaje del buen samaritano y construye puentes que acercan el Corazón de Jesús al corazón de cada hombre y mujer, agobiado por las cargas de una existencia humana sin sentido

 

El mensaje del Corazón de Jesús me recordó la razón última de mi vocación sacerdotal: Trabajar con todo mi empeño para que Él muestre su compasión y misericordia a todos y todas. Que él ponga paz en las familias; las consuele en sus penas y sea su refugio seguro durante su vida y en el momento de su muerte.

 

Desde el Corazón de Jesús me sentí llamado a actuar movido sólo por el interés de colaborar para que “Él derrame abundantes bendiciones sobre todas las empresas y proyectos de sus fieles; para que Él derrame abundantes bendiciones en los hogares en donde se ponga en el centro su enseñanza”. Respondiendo a esta intuición decidí poner especial atención en las personas que heridos por el dolor y la muerte que el pecado provoca, encontraran en el Corazón de Jesús, el Océano infinito de la misericordia.

 

Asumí que al llegar a esta parroquia, mi trabajo fundamental sería construir un lugar de encuentro de las personas con el Corazón compasivo y misericordioso de Jesús; lugar del discernimiento de las decisiones, lugar de nacimiento de la Vida plena para todos y todas las personas que se acercan a Él, desde los que parecen más importantes y cercanos, hasta los que se sienten más lejanos e insignificantes. Me quedó claro que esta tenía que ser una parroquia que encarnara el amor de Jesús que no está dispuesto a permitir que algunos de sus miembros, sufriendo y muriendo en vida, carezcan de la plenitud a la que Él les ha llamado.

 

Traté de conservar una permanente actitud de APERTURA a todas las personas y sus situaciones de vida o de muerte, con la finalidad de que nadie se sintiera excluido del banquete del Reino y pudiera encontrar siempre los caminos que le dieran la oportunidad de volver a Dios y al prójimo.

 

Conquistado por Jesús de Nazareth, el Señor de la Misericordia entendí que mi vocación en esta comunidad, era ser testigos de la ternura y de la compasión de Dios, poniéndome al servicio de todas las personas, preferencialmente de quienes sufren y de las personas que se han alejado de Dios, de quienes son o se sienten excluidos, o abandonados.

 

Por eso, abrimos en esta parroquia distintos espacios de servicio y acompañamiento humano y espiritual:

 

* 19 adultos abrazaron la fe cristiana y vivieron el itinerario del catecumenado para los sacramentos de la Iniciación Cristiana.

* Consultorio Médico y Psicológico.

* Talleres de Desarrollo Humano, iniciando con el programa COMENZAR DE NUEVO, programa diseñado para acompañar a personas en sus procesos de duelo por muerte, enfermedad, divorcio, separación o cualquier otro tipo de situación que golpeara la vida de las personas y les impidiera avanzar en su proceso de crecimiento humano y espiritual. Como parte de estos talleres se ofrecieron Autoestima, Perdón y Reconciliación, ¿Quién Soy Yo? Entre otros.

* Talleres de Oración y Vida

* Taller El Evangelio de Marcos

* Lectio Divina con tres sesiones semanales en línea

* CARITAS PARROQUIAL, siendo nuestra parroquia sede de las reuniones de todas las CARITAS presentes en las distintas comunidades de la Diócesis.

* Atención a los indígenas

* Apoyo a migrantes a través de la Casa de Dia Jesús Torres Fraire.

* Ejercicios

Espirituales en la Vida

* Apoyo al MFC en las pláticas prematrimoniales que se ofrecen en las instalaciones de la parroquia.

* Catequesis de Adultos

* Misas en los sectores de la parroquia.

* Ejercicios espirituales en sectores y en el templo.

 

Nuestra parroquia también tendió puentes y apoyó acciones diversas de la sociedad civil y de otros organismos comprometidos en la transformación de nuestro mundo. Sesionaron semanalmente en nuestras instalaciones grupos como

 

* CECURA

* Grupo VIDA

* Grupo de la Tercera Edad y personas hipertensas que bajo la dirección de un Dr. Acompaña a personas diabética.

 

Así, con la participación de todos y todas: laicos y laicas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores. Con las familias y los matrimonios que luchan por crecer en el amor y en la fidelidad, y también con quienes han sufrido el dolor de la separación, del divorcio, de la viudez, con los padres solteros y las madres solteras, con quienes creciendo en el amor han asumido con fe y valentía el reto de rehacer su vida, y con quienes han sido víctimas de la violencia en distintas expresiones. Con los laicos y laicas comprometidas de la parroquia, el Consejo Pastoral Parroquial, las comunidades de los sectores, las y los catequistas, los coros, los integrantes de la Adoración Nocturna y del programa CDN, CON TODOS ELLOS Y ELLAS QUISIMOS CONSTRUIR UNA GRAN COMUNIDAD ECLESIAL DE PUERTAS ABIERTAS, cobijados todos y todas bajo el manto del Sagrado Corazón de Jesús.

 

Trabajamos juntos para hacer de nuestra parroquia un lugar de encuentro, en donde todas las personas pudieran crecer en la fe, educando nuestros corazones para aprender a escuchar la Palabra de Vida, especialmente el Evangelio de la Verdad. Nos esforzamos por hacer de nuestra comunidad un espacio en el que todos y todas, nutriendo y celebrando la fe en los sacramentos y en las distintas expresiones de nuestra pertenencia al Reino, pudiéramos crecer en nuestra identidad de discípulos y misioneros de la Vida Plena en Jesucristo.

 

Intentamos juntos edificar UNA GRAN FAMILIA EN LA QUE TODOS Y TODAS SOMOS HERMANOS Y HERMANAS. En donde la vida de los vecinos o vecinas no nos es indiferente. En donde no pasemos de largo ante las necesidades de los demás. En donde el ritmo de la ciudad y su vertiginoso ir y venir no nos haga perder lo más importante: la persona humana, Santuario en el que Dios está presente.

 

Así juntos nos pusimos en camino para vivir continuar este proceso de desarrollo humano y espiritual de personas: de discípulos y misioneros y de hombres y mujeres de Iglesia en el corazón del mundo.


Las obras que realizamos

Para restaurar y embellecer el templo son el mejor signo de lo que juntos quisimos realizar y alcanzar.


Gracias porque uds. me ayudaron a hacer vivir el

Ministerio sacerdotal en servicio a la comunidad. 


Por todo esto no me queda sino decirles gracias, muchas gracias y que Dios les siga bendiciendo.


Ignacio Mendoza Wong Sánche, Pbro.


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